De nuevo vuelvo sobre el tema de mi admirado Sirio. Como sabemos por la astronomía, Sirio es el nombre de la estrella más rutilante de la constelación del Can Mayor. Y en el arte de la caricatura, el nombre de Sirio es para mí esa estrella rutilante. Por si alguien no lo sabe, se llama catasterización a la acción de colocar en el firmamento de la fama a una persona, o a un animal, o incluso a una cosa inanimada. En el zodíaco, especialmente, encontramos animales, y personas catasterizadas (Leo, Libra, Tauro...) Y las dos osas, Mayor y Menor, y los dos canes, lo mismo, etc. En el cielo del Arte, Sirio el caricaturista brilla con luz propia. Vuelvo sobre su radiante figura en estas páginas porque he acertado a encontrar por Internet el artículo de la revista Estampa en la que venía su foto junto con unas palabras de despedida en las que daba a entender que se iba de España a buscar otros horizontes, tal vez a Nueva York, en alguna legación diplomática de su querida Cuba natal. ¿Se llegó a realizar este viaje? No lo sé a ciencia cierta. Pudo ser también una forma de despedirse como colaborador de la revista Estampa, por causas de fuerza mayor. Desde luego, sus trabajos siguieron apareciendo en otras publicaciones periódicas de la época, como el diario ABC y el semanario Blanco y Negro. La foto que he reproducido aquí es de la revista Estampa, de fecha 17 de enero de 1928. El artista anuncia su despedida: “Me voy, pero no se hagan ilusiones, que volveré y van ustedes a tener Sirio para rato”.
Personalmente, pienso que no llegó a irse. Ojalá se hubiera ido, pues se avecinaban tiempos “terribles e infaustos” para España. No sabemos (no lo sé yo, al menos) qué ocurrió con el artista y con su refugio preferido como era el Café Castilla, al advenimiento del fatal Alzamiento Nacional. Parece ser que el citado café, sede predilecta de artistas e intelectuales, fue uno de los objetivos preferidos de los partidarios del “¡muera la inteligencia!”. El citado café y sus habituales contertulios parece que fueron víctimas del odio selectivo de los partidarios del régimen que llevó la desolación a España. ¿Qué fue del infortunado artista Sirio? No lo sabemos (no lo sé yo, al menos, a ciencia cierta) pero esa su enfermedad y su prematura muerte en plena guerra civil se debieron a las penalidades sufridas con ocasión de dicha guerra. Algo de todo ello intuimos en estas palabras de José Juan Cadenas (ABC, 10 de julio de 1947) en el periódico que tanto se había prestigiado con la firma del artista: ...”Y los hombres de aquellos días, terribles y crueles, le dejaron morir de hambre y de asco, como un pájaro asfixiado. Una tarde, poseído de una náusea que le obligaba a asomarse aterrado a aquellos dos inmensos redondeles de sus gafas, decidió poner fin a aquellas visiones dantescas, se acostó, cerró los ojos... y se murió...Así... Con esa facilidad”.
(El artículo de ABC está ilustrado con una caricatura del autor, realizada por Sirio)