lunes, octubre 31, 2011

DON CESÁREO, PREFECTO DEL MENOR

Cesáreo Bermudo Guerrero era prefecto del Seminario Menor en los tiempos en que le hice esta especie de semblanza fisonómica. Cesáreo era un entusiasta de la música. Todavía, en la actualidad, creo que practica ese ‘hobby’ y dirige un coro mixto de personas mayores. Es fontanés de origen: ‘de Villalba a un lao’, como dicen los piporros, mis paisanos, también próximos a esa villa del antiguo Ducado de Feria. En los años que aquí evoco dirigía el coro del Seminario Menor. Contaba por aquel tiempo con las egregias voces de dos tiples de excepción: Joaquín Fernández Picón, corito, y Enrique Gajardo, fontanés como Cesáreo. El primero de ellos siguió una brillante trayectoria musical, como Catedrático de Órgano del Conservatorio de Madrid. Actualmente dirige el coro de la Universidad de Mayores de Extremadura.

Hace ya muchos años que aquellas maravillosas voces blancas se extinguieron, pero a la fecha perviven aún como bien timbradas voces graves. Gajardo, si mis datos son ciertos, aún actúa (supongo que como tenor) en la coral fontanesa. Y, a veces, según me contó él mismo hace algún tiempo, viene expresamente a dirigirlos su antiguo profesor y paisano, que en la actualidad vive en una residencia de mayores en Alcuéscar.

Quiero evocar, al publicar esta caricatura de D. Cesáreo, un precioso motete en latín que por entonces tenía en su repertorio la escolanía del Seminario Menor. Todavía recuerdo la letra que ahora copio aquí, seguida de su traducción castellana: O Iesu, mi bone pastor, en ego ovis tua sum: meque tecum fac gaudere in terra viventium. Qui manducat tuam carnem atque bibit sanguinem in te manet tuque in illo, ipsum alens nutriens. Te in mundum misit Pater et vivis propter Patrem: pariter qui Te manducat ipse vivet propter Te. (¡Oh, Jesús, mi buen pastor, heme aquí: yo soy tu oveja. Haz que yo goce de tu compaña en la tierra de los que viven para siempre! El que come tu carne y bebe tu sangre permanece en Ti y Tú en él, nutriéndolo y alimentándolo. El Padre te envió al mundo y Tú vives por el Padre. De igual manera, quien Te come, él mismo vivirá por Ti)


Cada una de estas estrofas iba seguida del estribillo, aquí marcado con negritas, con lo que el motete resultaba más largo.

Cesáreo desplegaba un gran dinamismo en la dirección del coro infantil. Parecía fascinar a los chicos cuando agitaba los brazos indicando las entradas de las respectivas voces. Conseguía conjuntarlos a las mil maravillas.

domingo, octubre 30, 2011

EVOCACION DE GERMÁN CID

NOTA: Clicar en la figura para verla en tamaño mayor

Las caricaturas son síntesis fisonómicas que elabora el subconsciente (al menos en mi caso) de manera espontánea. Esto significa que, a diferencia de los caricaturistas que se ganan la vida con esta actividad profesional, yo no puedo hacer una caricatura cada vez que quiero: la fisonomía de la persona, su expresión característica, fragua en el subconsciente y aflora en forma casi maquinal, en ocasiones en que uno coge el lápiz para trazar, al buen tuntún, figuras o perfiles humanos. Y a veces ocurre que la figura que surge del discurrir caprichoso del lápiz, sin un propósito concreto de retratar a alguien, resulta ser una figura que presenta cierto parecido, incluso bastante parecido, con personajes de la vida real, según el esquema fisonómico que ha decantado en nuestro subconsciente.

La figura de Germán Cid, antiguo compañero y vecino de las viviendas del Colegio Juan XXIII, es un caso de este curioso operar del subconsciente. A mí se me parece a Germán Cid, no sé si también quienes conocieron al personaje le encontrarán parecido con el del dibujo.

Germán Cid, uno de los mejores pedagogos que he conocido, era un enamorado de la profesión docente. Él fue quien puso en marcha el colegio que hoy lleva su nombre en Zafra. Yo fui un modesto colaborador suyo. Por cierto, antes de llamarse "Germán Cid", el colegio se llamó "San Eugenio", en honor de un desconocido personaje que fue Director General de Enseñanza Primaria* en los tiempos en que se decidió, por parte del Ministerio correspondiente, la creación de un nuevo colegio para atender a la creciente necesidad de plazas en nuestra ciudad. Fue a comienzos de la década de los 70. Lo de "San Eugenio" fue una deferencia hacia el santo patrón que llevaba el mismo nombre que el homenajeado, el Ilmo. Sr. D. Eugenio...no sé qué.

En fin, este esquema fisonómico que acompaña a estas líneas nos da un gesto que, según mi memoria visual, era característico de aquel excelente maestro que fue Germán.
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* Tras la lectura del comentario de Juan C. Fernández, procedo a corregir lo referente al cargo que desempeñaba el Ilmo. Sr. Don Eugenio López: Director General de Formación Profesional y Promoción Educativa.

domingo, octubre 23, 2011

DECORO VERBAL Y LIBERTAD DE EXPRESIÓN

Crátera que representa a Ulises cegando a Polifemo







Amo verecundiam vel potius libertatem loquendi
(Cic. Fam. 9.22.1)





Cicerón, en el pasaje de sus cartas que citamos en el epígrafe, declara amar la libertad de expresión pero tratando de hacerla compatible con la continencia verbal. Y todos sabemos que hay palabras nefandas cuya mención debemos evitar por respeto a nuestros oyentes, máxime si estos son pequeños: “A los niños se les debe el mayor respeto”, dice Juvenal (Sat. 14.47) Así los nombres de las cosas nefandas, como suelen ser las denominaciones populares de las partes verendas (los órganos sexuales) o bien, las palabras escatológicas (relacionadas con las deyecciones, o las necesidades corporales) suelen evitarse por indecorosas. En ese mismo texto que citamos, un poco más adelante, Cicerón evita decir el nombre popular del miembro viril (mentula, palabra esdrújula en latín) y lo sugiere mediante un rodeo verbal (circunloquio o perífrasis). Para ello menciona las palabras 'ruta' (‘ruda’, nombre de una planta) y 'menta' (otra planta) Y dice que se puede decir el diminutivo de la primera (rutula), pero no así el de la segunda (sugiriendo el nombre del vocablo nefando mentula)

Otros autores de la literatura latina no tienen un criterio tan pudibundo de la continencia verbal y nombran por sus nombres cotidianos las cosas que el decoro evita mencionar. Así Catulo y Marcial se expresan con libertad y sin remilgos en este sentido: los nombres de los órganos sexuales masculinos y femeninos, como también las acciones propias del ejercicio de la sexualidad (futuere, pedicare, irrumare...) se nombran sin cortapisas. Lo mismo se nombran sin reparos los verbos que indican necesidades corporales (mingere, cacare, pedere... etc,)

Ahora bien, según una definición orteguiana de la poesía, ésta consiste en “evitar el nombre cotidiano de las cosas”, particularmente, añadimos nosotros, si se trata de cosas nefandas.

Esta norma la aplicó Miguel Hernández en su primera fase poética, la lunar, que corresponde, como ya habrá adivinado el lector, a la primera época, la de Perito en lunas. En ese libro y en los poemas pertenecientes a esa época, las acciones y las cosas nefandas, la escatología del sexo y las excreciones, se velan bajo un sistema de circunloquios y de metáforas. La tetralogía nefanda (caca, culo, pedo, pis) aparece bajo los disfraces de la metáfora y la perífrasis. Así las ‘nalgas’, o ‘culo’, son "las últimas mejillas", el ‘pedo’ es el "viento en popa", y los chorros de orina son 'asias' (por el color amarillo) que silban como sierpes delgadas sobre "Europa" (la taza del retrete). Ésta es la ‘cuenca luna monda’ que eclipsamos 'por completo' al sentarnos sobre ella. Comprobar cómo el poeta va sorteando estos ‘obstáculos de estiércol’ propios del vocabulario escatológico, constituye un divertimiento a la par entretenido y curioso.

Pero si nos trasladamos a la literatura latina y queremos comprobar cómo puede darse una cumplida relación de los órganos de la sexualidad, sin mencionar ninguna palabra desagradable o malsonante, lo más indicado es leerse el pasaje del Cento nuptialis, de Ausonio, quien a base del vocabulario del más púdico de los poetas latinos, como es Virgilio, consigue describir la escena del coito en la noche de bodas. Se alude a los nombres de los órganos sexuales masculinos y femeninos, la penetración, etc. con pasajes diversos de la obra virgiliana, sin mencionar ninguna palabra o acción por su nombre.

Hay, por cierto, alguna remota coincidencia con Miguel Hernández (poeta que ya se ha relacionado con Virgilio en alguna ocasión) *. Así el poeta de Orihuela llama 'Polifemo' al trasero (por lo del ojo) y Ausonio, refiriéndose al miembro viril, trae a colación el verso de Virgilio que describe la catadura del cíclope:

Monstrum horrendum informe ingens cui lumen ademptum
(Monstruo horrible, deforme, enorme, al que se privó de la vista)

Por efecto de la sinalefa, las cuatro primeras palabras de este verso se 'empalman' entre ellas, contribuyendo a sugerir el enorme tamaño del gigante y, por efecto cómico, del miembro viril aludido en este caso (monstrorrendinformingens) **


La parte de la parodia de Ausonio en la que se describe la desfloración (inminutio) es de una comicidad superlativa. Para reír a mandíbula batiente. Existe traducción pero la gracia está en leerlo en latín, reconociendo y recordando los pasajes correspondientes del casto Virgilio, declamando sus versos en una cámara nupcial. Es hilarante y desternillante. Doy fe de ello.
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* Ver V. E. Hernández-Vista, “Los toros bajo el imperio de Venus”...en Estudios Clásicos, nº 55, t. 12, pp. 497-515. El artículo se incluye también en Virgilio y Miguel Hernández, edic. de María de Gracia Ifach (Edit. Taurus, 1989) pp. 164-74)

** En latín se da sinalefa cuando una palabra termina en -m y la siguiente empieza por vocal , o h (muda)

jueves, octubre 20, 2011

OTRA VISTA DEL PELÁEZ MEMORIAL

___________________________________C____A__B________






La lectura debe iniciarse desde el módulo lateral derecho, caras A y B, seguidas de la cara del módulo lateral izquierdo C. Los renglones se ordenan de la siguiente forma:






A) ARTÍCULO 13 / B) CONSTITUCIÓN / C) DE CÁDIZ./
A) El objeto del / B) Gobierno es /C) la felicidad /A) de la Nación / B) puesto que / C) el fin de toda/A) sociedad /B) política /C) no es otro / A) que el bien / B) estar de los / C) individuos / A) que la / B) componen.

NOTA: Clicar en la imagen para agrandarla. Así puede leerse con mayor comodidad el texto del Artículo 13.






De igual modo que es posible leer, desde el ángulo NO la inscripción, del Artículo 13 de la Constitución de Cádiz sin tener que ir rodeando las caras del módulo, también desde la cara SE se puede leer el texto completo. Para ello debemos situarnos en la esquina de la derecha, de modo que abarquemos con la vista la cara Sur y la cara Este, o sea, la parte frontal y la parte lateral derecha del paralepípedo. La distribución del texto por parte del artista constituye, sin duda, una prueba de ingenio, del que a primera vista no alcanzamos a darnos cuenta.

sábado, octubre 15, 2011

EL ARTÍCULO 13 DE LA CONSTITUCIÓN DE 1812

* Comenzar la lectura por ARTÍCULO 13/ CONSTITUCIÓN/ DE CÁDIZ. En el bloque de la esquina derecha. Continuar a partir de El objeto del / Gobierno es... (continuar con el bloque situado en la esquina de la izquierda.

Hace unos meses se inauguró en la Plaza de los Escudos de Zafra (la que da a la fachada Este del Alcázar de los Duques de Feria, hoy Parador de Turismo) un monumento a la primera Constitución española. Dada la participación de Muñoz Torrero en la redacción de esa primera Carta Magna de los españoles, fue invitado el entonces alcalde de Cabeza del Buey (en esa fecha la corporación local, tanto en dicha población como en Zafra, era del PSOE) Hoy, en virtud de ese principio constitucional, tanto en la patria chica de Muñoz Torero como en la de los Álvarez Guerra, las respectivas corporaciones municipales son del PP. Nada que objetar: hágase la voluntad del pueblo soberano.

El monumento está dedicado a la memoria de un buen amigo y compañero nuestro como fue Manuel Peláez. Por eso yo lo llamo, un poco a tenor con el talante del homenajeado, el Peláez Memorial, a semejanza del otro ‘memorial’ de Washington, dedicado a Lincoln.

Esta mañana me he detenido, una vez más, a leer la inscripción que se distribuye en los diversos bloques. Es el artículo 13 de la citada Constitución. Si comenzamos a leerlo de espaldas a la Avenida de Antonio Chacón, tenemos que ir dándole la vuelta al monumento, a fin de poder completar el referido artículo. Tenemos que cambiar de posición para poder leer los trozos de la frase, repartidos por las diversas caras del paralepípedo.


Pero hoy he descubierto un truco para poder leer todo el artículo sin necesidad de cambiar de posición. Y es situarse de espaldas a los chalets cuyas fachadas miran a la plaza, y de manera que la vista abarque una de las caras más anchas y la lateral de la derecha. Lo muestro en la fotografía adjunta. Así se puede leer el artículo completo sin tener que moverse del sitio.



Y ahora vamos al texto del mencionado artículo 13. Lo copio separando las partes que corresponden a las dos mencionadas caras que se dominan desde el ángulo derecho:

El objeto del / Gobierno es / la felicidad / de la Nación / puesto que / el fin de toda / sociedad / política / no es otro / que el bien / estar de los / individuos / que la / componen.

Teniendo presente que las palabras ‘objeto’ y ‘fin’ son, en el presente caso, sinónimos, como, a su vez, lo son 'felicidad' y 'bienestar'; el artículo en cuestión nos sabe a una simple tautología: si lo expresamos de manera esquemática, da la impresión de que es como si dijéramos: el fin de A es B, puesto que el fin de todo A no es otro que B. (Tautología y petición de principio).


Claro, como en el razonamiento ‘todos los hombres son mortales, Sócrates es hombre, luego Sócrates es mortal’. El concepto de Sócrates está subsumido en el de hombre, en general.

Del mismo modo: Toda sociedad política tiene por objetivo el bien común. El Gobierno de la nación es una sociedad política. Luego su finalidad no puede ser otra que la del bien común.El silogismo nada nuevo nos aporta

Pues a mí todo esto me parece tautológico. Lo de albarda sobre albarda.
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NOTA: Clicar sobre la foto para agrandar. También se puede leer la inscripción desde el ángulo derecho de la cara opuesta, de modo que la vista abarque el lado Sur y el lado Este (la cara ancha y la estrecha del paralepípedo)

jueves, octubre 13, 2011

¿QUÉ ES UN PRIAMEL?

O quizás una priamel, pues hay quien atribuye a esta palabra el género femenino.

Bueno, pues, por lo pronto, hay que decir que se trata de una especie de recurso literario, una síntesis por contraste, que consiste en confrontar diversas opiniones, primando una de ellas. Pero, ojo, lo de ‘primar’ no tiene que ver con el nombre de priamel: uso el verbo ‘primar’ para facilitar la asociación correspondiente. Como recurso literario, es muy antiguo, a pesar de no encontrarse registrado, al menos con este nombre, en tratados tan prestigiosos como el excelente Manual de Retórica Literaria, de H. Lausberg, publicado en la española editorial Gredos.
Leo en Internet que el término fue introducido por el filólogo alemán Franz Dornseiff en 1921, en unos estudios sobre la poesía de Píndaro.
A mí, desde luego, nunca me hablaron mis profesores de Literatura acerca del priamel. Fue hacia principios de los 90 cuando entré por primera vez en contacto con el concepto.
Recientemente he vuelto a interesarme por el recurso literario en cuestión y creo que estoy en condiciones de ofrecer al curioso lector una explicación del mismo, aportando los correspondientes ejemplos.
Según he podido sacar en claro, de las varias definiciones que se han dado de esta figura de pensamiento, el priamel consiste en una especie de confrontación o contraste de opiniones, resaltando nuestra propia opción por una de ellas. La confrontación puede ser, también, de vocaciones o de aptitudes. Lo vemos mejor con algunos ejemplos:
El que tiene un amigo tiene un tesoro,
dice la Biblia con palabras de oro.
Pero yo más bien digo
que el que tiene un tesoro tiene un amigo.
El priamel, en este caso, consiste en la confrontación de la opinión autorizada de la Biblia frente a la propia. Por lo demás, en el ejemplo propuesto se da también un recurso literario denominado retruécano, consistente en la inversión de una frase, cambiando, como en el ejemplo propuesto, el orden de algunas palabras de la misma.
Otro ejemplo más de lo que puede ser un priamel lo ofrece este pensamiento de Baltasar Gracián: "Dicen que el primero que se atrevió a navegar tenía el pecho revestido de acero, mas yo digo que de yerros". (Aquí se da, además, un juego de palabras entre yerros (= equivocaciones, torpezas) y hierros ( = metal)
Como vemos, el priamel se asocia, a veces, con otras figuras o recursos literarios. La confrontación de opiniones resalta la diferencia entre lo que uno piensa y lo que piensa el otro; o el contraste entre el hoy y el ayer, el antes y el ahora; o la idiosincrasia, o forma de ser, de un pueblo, o una gente, en comparación con otro u otra. En este sentido constituye un buen ejemplo de priamel la peculiaridad que atribuye Virgilio al pueblo romano frente al pueblo griego: éste volcado preferentemente hacia el arte y la ciencia; aquél, hacia la dominación y la ampliación del imperio:

Excudent alii spirantia mollius aera
(credo equidem) vivos ducent de marmore vultus;
orabunt causas melius caelique meatus
describent radio et surgentia sidera dicent.
Tu regere imperio populos, Romane, memento,
(hae tibi erunt artes) pacique imponere mores,
parcere subiectis et debellare superbos (Aen. 6. 847-53)

('Otros modelarán el bronce, como infundiéndole la blandura de lo vivo (tal creo yo) extraerán del mármol rostros que parecen vivos; expondrán con más elocuencia las causas forenses y trazarán con el compás las trayectorias celestes y el orto de los astros.
Tú, romano, ten presente el someter a tu mando los pueblos. Estas serán tus habilidades: pacificar las conductas, ser indulgente con los sometidos y derrotar a los soberbios')

Hay en Virgilio otros muchos ejemplos de priamel. Citaré aquí sólo dos más, que extraigo de la égloga II. Nos refiere las cuitas de Córydon, enamorado de Alexis, que no le hace caso. En el rigor del mediodía, cuando las bestias buscan la sombra, echadas bajo los árboles y la campesina Téstile prepara un refrigerio a los segadores sudorosos, cansados de la faena, Córydon vagabundea en busca de su muchachito.

El priamel contrasta, en este caso, la quietud en torno, el cese de la actividad de bestias y de hombres, frente a la inquietud de quien está espoleado por la pasión amorosa. Y, más adelante, se engarza otro priamel, esta vez acompañado de la figura conocida por el nombre de concatenación: “la torva leona sigue los pasos al lobo, el lobo, por su parte, a la cabritilla; la cabritilla, al florido cantueso. Y Córydon, a ti, Alexis: A cada uno lo arrastra su particular afición. En muchos casos, como en éste, el priamel remata con una sentencia filosófica.

Siguiendo con más ejemplos de priamel nos detendremos un momento en la poesía de Manuel Machado. A su libro titulado Ars moriendi (“El arte de morir”) corresponde este breve poema, “Morir, dormir”, que reproduce un diálogo entre una madre y su hijo, ya adulto:
Hijo, para descansar
es necesario dormir:
No pensar,
no sentir,
no soñar.

Madre, para descansar
morir.

Una muestra muy primorosa de priamel es el poemita dedicado a ensalzar la peculiaridad de cada una de las capitales andaluzas. Sevilla (la patria del poeta) se deja para el último lugar. Es un priamel contrastivo con respecto a las restantes capitales de la comunidad. A Sevilla no se le añade ninguna característica, lo que viene a significar que no necesita de adjetivaciones, que tiene, en sí misma, un valor sustantivo que la peralta sobre las demás:

Cádiz, salada claridad. Granada,
agua oculta que llora.
Romana y mora, Córdoba callada.
Málaga, cantaora.
Almería, dorada.
Plateado Jaén. Huelva, la orilla
de las tres carabelas.
Y Sevilla.


Haciéndose eco de este poemita de Manuel Machado, la publicidad turística puso, hace años, en circulación un eslogan que decía: “...Y Sevilla...¡casi na!”

Manuel Machado, dotado de la sabiduría popular de la tierra andaluza, dominaba con garbo y maestría el priamel. Incluso al contrastar su propia opinión actual con lo que opinaba en el pasado. Así cuando entona la palinodia “El poeta de Adelfos dice, al fin...” (‘Ya el pobre corazón eligió su camino./ Ya a los vientos no oscila, ya a las olas no cede;/al azar no suspira ni se entrega al destino;/ ahora sabe querer y quiere lo que puede./ Renunció al imposible y al sin querer divino’) Contrapone lo que antes pensaba a lo que siente ahora. Rectificar es de sabios. Quizás también, en su fuero interno se arrepintiera un día de su loa al dictador. ¡Quién sabe!

Por último, un priamel de Federico García Lorca es el poema titulado “Baladilla de los tres ríos”:

El río Guadalquivir
va entre naranjos y olivos.
Los dos ríos de Granada
bajan de la nieve al trigo.

¡Ay, amor, que se fue y no vino!

El río Guadalquivir
tiene las barbas granates.
Los dos ríos de Granada,
uno llanto y otro sangre.

¡Ay, amor, que se fue por el aire!

Para los barcos de vela
Sevilla tiene un camino.
Por el agua de Granada
sólo reman los suspiros.

¡Ay, amor, que se fue y no vino!

Guadalquivir, alta torre
y viento en los naranjales.
Darro y Genil, torrecillas
muertas sobre los estanques.

¡Ay, amor, que se fue por el aire!

¡Quién dirá que el agua lleva
un fuego fatuo de gritos!

¡Ay, amor, que se fue y no vino!

Lleva azahar, lleva olivas,
Andalucía, a tus mares!

¡Ay, amor, que se fue por el aire!

El priamel reside aquí en el contraste vital de la alegría sevillana y la tristeza mortal que el poeta percibe en su propia patria chica, simbolizada en los dos ríos que llevan “uno llanto y otro sangre”. Como un presentimiento de la propia tragedia que fue su vida. Una de tantas ocasiones en las que el poeta había de encarar, premonitoriamente, su destino.

Recapitulando, la forma esquemática del priamel corresponde a la siguiente fórmula:

‘Otros..... celebran / cantan / ensalzan..... tal cosa
mas yo... celebro / canto / ensalzo ..... tal otra

O bien: a otros les gusta esto o aquello; pero a mí... tal o cual cosa.
Este esquema podemos verlo en poetas como Horacio, Ovidio, Tibulo...

Algo parecido vemos en el poema de Anacreonte (1.23.1-4) en el que el poeta contrapone su deseo de celebrar a los Atridas y a Cadmo, pero su lira está dispuesta sólo a celebrar el amor. Él quiere ser poeta épico, pero la lira se empeña en que sea un poeta amoroso:

Quiero celebrar a los Atridas,

quiero cantar las glorias de Cadmo,

pero mi lira en sus cuerdas

amores sólo canta.


En fin, el priamel. (Para mí de género masculino)

viernes, octubre 07, 2011

PÁLPITOS

Un pálpito es algo así como un barrunto, una corazonada, una premonición. Los poetas suelen experimentarlos con relativa frecuencia y de ahí que la poesía y las artes mánticas, o adivinatorias, se relacionen desde antiguo. Apolo era según la mitología clásica el dios de la poesía y de la profecía. La palabra ‘vatis’ (= vate, poeta) era sinónimo de adivino, o chamán. Éste auguraba el porvenir y por eso su canto se denominaba ‘vaticinio’ (literalmente, ‘canto del poeta’)
Ocasionalmente me reencuentro con el tema de la poesía en su vertiente profética. Y hoy se ha dado una de esas ocasiones, al leer esta mañana en el diario El País (pp. 44-47) los artículos que este periódico dedica al poeta sueco Tomás Tranströmer con motivo de habérsele concedido el Nobel de Literatura. El poeta está afectado, desde hace más de veinte años, por una afasia, como consecuencia de una hemiplejía. Lo que nos resulta sorprendente es que muchos años antes de sufrir el ictus cerebral, el poeta había escrito unos versos que, leídos ahora, resultan premonitorios. Unos versos suyos, escritos con dieciséis años de antelación, parecen presagiar lo que le iba a ocurrir a él:

Entonces llega el derrame cerebral: parálisis en el lado derecho/
con afasia, sólo comprende frases cortas, dice palabras/
inadecuadas...

El poeta predijo, pues, sin ser consciente de ello, su propia situación futura. Curiosamente, yo conozco un caso idéntico a éste, muy cercano a mi experiencia, pues le ocurrió lo mismo a un antiguo condiscípulo mío de los años de Seminario. Mi compañero, ya desaparecido, Juan José Jurado, escribió un librito poético titulado La voz no me responde. Y como ahora le ocurre al reciente Nóbel sueco, también él se quedó sin habla, años después, aquejado de afasia permanente, después de haber sufrido el infarto cerebral.

Los versos de Tranströmer fueron escritos en 1974, y el episodio cerebral que lo dejó sin habla tuvo lugar en 1990.



Por fortuna, esta incapacidad para la expresión oral no le impide la expresión escrita. Es como la mudez de Zacarías, el padre de Juan el Bautista. Nos lo refiere el evangelio de San Lucas (I,20 y 57-66) Por no dar crédito a la palabra de Dios, manifestada a través del arcángel Gabriel, Zacarías quedó temporalmente mudo. Cuando le pidieron su opinión acerca del nombre que habían de darle al niño, Zacarías pidió, por señas, escribir la respuesta y trazó el nombre de Juan.

Anécdotas aparte, el caso es que las premoniciones no son ajenas a la poesía, que es a lo que vamos. Desde la antigua frase de Píndaro, “musa, di tu oráculo y yo seré tu profeta” hasta la reivindicación de Apollinaire de que la poesía es “l’art de prédire”.

Y viniendo, por último, a poetas ya más próximos a nosotros, no podemos dejar de recordar los barruntos y las premoniciones que acerca de su respectivo final tuvieron los poetas Federico García Lorca y Miguel Hernández. Son muchos los versos del poeta de Granada que nos traen los ecos de la propia tragedia, por él presentida. Entre esos atisbos, el detalle de la no localización de sus restos, que en vano se trató de localizar, hace unos meses. Gibson y otros han recordado, a este propósito, unos versos premonitorios del autor de Poeta en Nueva York:

Ya no me encontraron.
¿No me encontraron?
No. No me encontraron.


(“Fábula y rueda de los tres amigos”)

En cuanto a Miguel Hernández, hay unos versos que son inequívocamente indicativos de que el poeta intuyó muy tempranamente su final. Es un breve poema titulado “Presentimiento”, escrito muy probablemente cuando el poeta aún no había cumplido veinte años. Desde luego, anterior a su primer libro publicado, Perito en lunas. Ese breve poema dice:



Sabe:
Que me iré como el sendero,
muy melancólicamente,
muy pálido, muy ligero,
y que será muy temprano...


Tal vez no esté todavía
el sol en el meridiano.


Tanto el poeta de Orihuela como el de Granada presagiaron su respectiva muerte. Y la intuyeron, lúcidamente, como próxima. “La muerte, mi vecina”, es la genial síntesis del oriolano, que denota el barrunto de esa proximidad.